Geología

El origen geológico del territorio que hoy ocupa Ejea de los Caballeros se remonta al comienzo de la Era Terciaria, en lo que los especialistas han dado en llamar el paroxismo alpino.

Justo en la zona donde en la actualidad encontramos a Ejea, se produjo un hundimiento, que se cubrió con posterioridad de materiales miocénicos (margas, arcillas, arenisca y calizas) de una antigüedad en torno a los 22 millones de años. La fineza de esos materiales facilitó la acción de la erosión diferencial, que a lo largo de miles de años configuró nuestro territorio con unas formas dominadas por la planitud del terreno.

Así pues, Ejea se ubicó en el centro de una depresión cubierta después por sedimentos cuaternarios, de hace un millón de años, que tiene relación con el sistema fluvial de terrazas Arbas-Riguel. Como consecuencia de todo ello el relieve ejeano es predominantemente llano, salteado tan sólo por suaves elevaciones. Ejea se encuentra a 320 metros sobre el nivel del mar, altitud baja si se la compara con los 525 m. de la vecina villa de Luna o con los 745 m. de la Sierra de Erla y los Montes de Sora.

Por lo que se refiere al clima, el de Ejea se enmarca dentro del continental, aunque con ligeras matizaciones del mediterráneo. Se caracteriza por la extremidad de las temperaturas, la escasez e irregularidad de las precipitaciones y la limpieza atmosférica gracias a los vientos.

El clima

Nuestra localidad tiene una temperatura media anual de 14º C. Los meses más fríos son enero y febrero con medias de 5º C., aunque se dan baremos absolutos que descienden por debajo de 0º C, sobre todo en invierno. La media de temperatura de noviembre a enero es inferior a 10º C., pero se producen heladas hasta bien entrado el mes de mayo.

Los meses más calurosos son julio y agosto, aunque ya desde finales de junio se produce un aumento notable de las temperaturas. La media en el verano es de 23º C., sin descartar los días en que el termómetro alcanza los 40º C. Esta rigurosidad térmica se suaviza en otoño.

La media de lluvias de Ejea es de 468 mm anuales, siendo mayo el mes más lluvioso seguido de la estación otoñal, en forma de gota fría. Por el contrario, el verano es el periodo más seco, humedecido sólo con esporádicas tormentas de origen térmico.

El viento es un meteoro muy característico de la zona. El viento del norte encajonado en el Valle del Ebro origina el cierzo, que llega a alcanzar grandes velocidades y provoca una sensación térmica muy fría en invierno y refrescante en verano. En verano, sobre todo, se da el viento del sureste, el bochorno.

Tanto el relieve como el clima hacen que el régimen hidrográfico sea un tanto irregular, con una pertinaz sequía en verano, sólo rota por las riadas provocadas por las tormentas y con un aumento del caudal en primavera y otoño. Todas estas peculiaridades se reflejan en los ríos que atraviesan el término municipal de Ejea de los Caballeros: Riguel, Arba de Luesia y Arba de Biel. Estos dos últimos se unen en un solo Arba cerca del casco urbano de Ejea.

Humedad y vegetación

En el territorio de Ejea de los Caballeros se dan bastantes casos de endorreísmo como consecuencia de la impermeabilidad del suelo, sobre todo en zonas donde se concentra material calizo. Contamos con una buena muestra de estancas, lagunas y balsas, dotadas de diversas dimensiones y peculiaridades: el lagunazo de El Moncayuelo, el de Bolaso, la estanca de El Gancho y El Sabinar, y el pantano de San Bartolomé, además de otros núcleos de menor entidad.

También existen algunos manantiales. El más famoso de ellos es el de Bañera, aunque a lo largo de nuestro municipio encontraremos numerosas fuentes.

A pesar de la intervención del hombre modificando el terreno, aún quedan en Ejea restos originales de vegetación. Existe abundante monte bajo (coscojo, tomillo, romero) y algunas manchas espesas de arbolado, sobre todo pino carrasco (La Bardena). En los márgenes de los ríos hallamos tamarices en las zonas de inundación, además de sauces y chopos.

Humedales

Ejea de los Caballeros cuenta con atractivos embalses y lagunas. Todos ellos tienen su origen en el endorreísmo provocado por la impermeabilización del suelo calizo.

LAGUNAZO «EL BOLASO»

Localizado a unos 5 kilómetros de Ejea en dirección a Sádaba, es una laguna que se encuentra circundada por 50 hectáreas de pino piñonero y carrasco, además de ciprés macrocarpo. Las prestaciones que ofrece son:

  • Pesca. Las especies más abundantes son la carpa y algún lucio.
  • Deportes náuticos. Se recomienda exclusivamente los deportes náuticos sin motor: vela y remo.
  • Complejo deportivo. Existe un recinto con piscinas, pista de tenis y frontón.
  • Camping. En fase de construcción se encuentra un área de camping.
  • Reserva de jabalíes, aves y ciervos.
  • Restaurante.

PANTANO DE «SAN BARTOLOMÉ»

La antigua balsa de origen endorreico, se transformó en pantano mediante un proyecto de 1879. Derivando sus aguas del Arba de Luesia, cuenta con una capacidad de 6 Hm3 que pusieron en regadío 4000 has. Al margen de esta función agrícola puede ofrecernos otro tipo de servicios para el ocio:

  • Pesca. Abundancia de carpa, perca americana y lucio. Trucha en menor medida.
  • Deportes náuticos. Las características del pantano, que cuenta con embarcadero, dan posibilidades tanto para los deportes náuticos de motor (esquí náutico) como para el remo y la vela (pequeños veleros y wind-surfing).
  • Zona de bañistas. En algunos sectores existen pequeñas playas que ofrecen la posibilidad del baño soñar y de la natación.
  • Area de descanso. Existe un área de descanso donde se pueden realizar comidas.

LAGUNAZO DE «EL MONCAYUELO»

Todo el espacio natural comprende 39 hectáreas, pero la lámina de agua tiene 17 has. No se permiten actividades acuáticas. Desde el punto de vista ecológico se pueden destacar dos características:

Es una reserva botánica, pues encontraremos en la laguna y alrededores variadas especies de árboles, como el pino carrasco, el pino piñonero, el sauce, el chopo, el ciprés y el olmo, al margen de abundante monte bajo.

También es una reserva faunística, puesto que es un centro de anátidas y aves acuáticas (garzas, aguilucho lagunero, somormujo, zampullín, porrón, ánade real, focha, pato cuchara, avetoro, ánade rabudo, cerceta). Ello convierte al Lagunazo de El Moncayuelo en unos de los núcleos, junto a la laguna de Gallocanta, de mayor interés ecológico de Aragón. Tanto la pesca como la caza están prohibidas.

ESTANCA DE «EL SABINAR»

Todo el espacio natural comprende 39 hectáreas, pero la lámina de agua tiene 17 has. No se permiten actividades acuáticas. Desde el punto de vista ecológico se pueden destacar dos características:

Es una estanca de dimensiones rodeada de unas 25 hectáreas de pinar. Se puede pescar, sobre todo trucha y carpa. Cuenta con un lugar cubierto donde se pueden preparar comidas. Es un centro operativo de bicicleta de montaña, aprovechando los senderos que se adentran en La Bardena.

Parques

Dentro del casco urbano de Ejea el visitante puede encontrar dos parques dedicados al ocio y al descanso.

PARQUE DE BAÑERA

Se puede localizar justo al lado de la ribera del Arba de Luesia. Aprovechando un manantial existe una fuente de caños, que en época romana correspondía a unos baños. Cuenta además con un área de recreo para los niños, un paseo con abundantes árboles (plátano de sombra y chopo negro) y un espacio con otras especies vegetales (aligustre del Japón, falsa acacia, catalpa, cinamomo, higuera, bonetero, yuca, rosal, olmo, sauco, etc. ) El ambiente agradable, la cercanía del río y los bancos para el descanso incitan al relajo al aire libre.

PARQUE CENTRAL

Lo encontraremos al final de la Avenida Cosculluela, al lado de la ribera del Arba de Biel. Su amplia extensión de césped, sus muchas especies vegetales (plátano de sombra, chopo, olivo, cerezo rojo, álamo blanco, olomo, ciprés, cedro, pino, tamariz), la zona de recreo para los niños, sus fuentes sus bancos y los campos de petanca, además de los senderos para el paseo, convierten a este parque en una joya dispuesta a ser compartida con todos aquellos que nos visiten.

Riberas

Las riberas de la red fluvial que forman los ríos Arbás-Riguel, con una vegetación de soto (tamariz, chopo y sauce) ofrece al visitante atractivos para el disfrute de la naturaleza, la pesca y la bicicleta de montaña. Podrán encontrar peces autóctonos como el barbo de montaña, el barbo común y la madrilla, además de crustáceos como el cangrejo. En cuanto a los animales anfibios destacan los siguientes: culebra acuática de collar, rana común, sapos (común, partero y corredor), sapillo corredor y algún tritón. Las aves que viven en el ecosistema de las riberas de los ríos de Ejea son el milano real, el milano negro, el buho (chico y real) y la lechuza. Los mamíferos más frecuentes son el topo, la rata común y el ratón

Ríos

ABANICO FLUVIAL DE LOS ARBAS

El llamado abanico fluvial de los Arbas es el sistema hidrológico que atraviesa la comarca de las Cinco Villas. Sus cauces principales, tal y como hemos indicado anteriormente, son los ríos Arba de Luesia, Arba de Biel, Riguel y Farasdues.

Todos ellos nacen en las Sierras Exteriores del Prepirineo. Por su margen izquierda en Ejea de los Caballeros y el Farasdues lo hace en las cercanías del Pantano de San Bartolomé, también por la margen izquierda.

La longitud del curso principal del Río Arba es de 96 Km., con una aportación media anual al Ebro de 193 m3, fundamentalmente superficial, con escaso aporte de los acuíferos.

Los caudales de los Arbas, de régimen pluvionival, se deben fundamentalmente a las lluvias invernales y primaverales debido a la escasa innivación de la Sierra de Santo Domingo.        

EVAPOTRANSPIRACION

Durante los meses de mayor estiaje, de fuerte evapotranspiración, el caudal es casi nulo, excepto con la ocasión de fuertes tormentas en que los caudales se ven aumentados por los aportes de los numerosos barrancos que drenan las sierras prepirenaicas y las muelas de la Depresión de Ejea.

Algunas actuales realizadas a nivel de infraestructura de defensa de escollera destacan las canalizaciones del Arba de Biel en el Parque Central de Ejea y la Cantera del Barrio de la Corona en el Arba de Luesia.

Suelos

Los aportes fluviales han dado lugar a dos tipos de suelos claramente diferenciados y que predominan en la depresión de las Cinco Villas. En las Terrazas fluviales se han originado suelos arenolimosos y calizos, bajo los cuales y, a poca profundidad, de manera variable entre 50 a 65 cm., y a veces menos, aparece el famoso “ mallacán”. Se trata de una capa más o menos gruesa de gravas de tamaño medio, unida entre sí por un cemento calizo, a modo de conglomerado. Corresponden estos suelos a superficies muy planas llamadas sasos en diferentes comarcas aragonesas, tratándose aquí de los sasos ejeanos.

El otro tipo de suelo corresponde a la denominada “ tierra fuerte”. Se trata de suelos profundos margosos y arcillosos. La arcilla, por su impermeabilidad, facilita el encharcamiento cuando es dominante. Son suelos ricos en Sales, La expresión más clara de estos suelos es el fondo de las cubetas endorreicas cubiertas de saladares. Su roturación y puesta en cultivo no ha dado nunca buenos resultados.

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